Existe un común denominador respecto al impacto de la crisis COVID-19 en la agricultura y en el mercado de alimentos en general: la incertidumbre. Hay varios cambios que se han dado en el sector desde que el mundo empezó su periodo de cuarentena. Algunos llegaron para quedarse. El sector de alimentos ya no será el mismo. El nuevo orden sacudirá los cimientos de una industria que tiene miles de años. A partir de estos cambios se darán grandes oportunidades para personas y empresarios que entiendan la dinámica de esta nueva era de la alimentación.

Impacto de la demanda en el corto plazo

Desde que los países alrededor del planeta empezaron a cerrar sus fronteras y sus viviendas para contener el virus, la demanda de frutas se disparó. Las compras de pánico – si bien privilegiaban insólitamente al papel higiénico – también llegaron a los productos frescos. Categorías como los cítricos y los berries tuvieron un crecimiento muy rápido. Los consumidores globales buscaban productos nutritivos y con vitamina C. En México, la exportación de berries subió en 30%. En Perú los cítricos aumentaron en casi 20% mientras que en Chile, las pedidos de mandarina también tuvieron un incremento importante.

¿Equilibrio en el mediano plazo?

Los productores de fruta de la región esperan mantener sus órdenes de compra para este año – algunos proyectan crecimiento – pero existe mucha incertidumbre sobre lo que pueda venir después. Por un lado, la población es más consciente sobre cómo una buena alimentación cuida la salud y fortalece el sistema inmunológico. El consumo de superfoods como cítricos, arándanos y paltas debería seguir aumentando . Por otro lado, la crisis económica está golpeando a muchas personas que antes podían acceder a una dieta saludable. En Europa y Estados Unido, nuestros principales mercados de exportación, el menor poder adquisitivo se podría convertir en una menor demanda. Todavía es muy prematuro saber cuál de estas fuerzas tendrá mayor impacto en la demanda mundial.

Disrupción en los servicios de comida

Antes de la pandemia, el destino de las frutas frescas producidas en la región se repartía entre dos tipos de clientes. Las compras se dividían entre “food services”, es decir, los restaurantes, hoteles y cafés, y los clientes retail compuestos por supermercados y tiendas. Desde que inició la cuarentena, el negocio de los restaurantes ha caído abruptamente mientras que las ventas retail se han disparado. En Estados Unidos se han perdido más de US$ 25 billones en ventas de restaurantes que tuvieron que cerrar sus puertas, causando que 3 millones de personas se queden sin empleo. Sin embargo, los supermercados y tiendas de alimentos han aumentado sus ventas entre 30% a 60%. Grandes empresas como Walmart, Amazon-Whole Foods y CVS están contratando medio millón de personas en conjunto para mantener sus operaciones.

La migración hacia tiendas online

Si bien el retail está creciendo, sus operaciones se están moviendo a la nube. Muchos sitios online que venden alimentos frescos y otros productos han tenido su mayor crecimiento histórico desde el inicio de la cuarentena. Es obvio,  el consumidor no quiere exponerse al contagio ni a horas haciendo colas para comprar comida.  Blue Apron y Hello Fresh – aplicaciones web para la venta de alimentos – han alcanzado sus valorizaciones máximas. Algunos restaurantes se están convirtiendo en tiendas de alimentos para poder sobrevivir la crisis, vendiendo los insumos que antes usaban para preparar sus platos directamente a los consumidores vía web y delivery. Si bien esta tendencia de comprar alimentos por internet puede parecer pasajera, es probable que muchos consumidores empiecen a sentirse cada vez más cómodos recibiendo los ingredientes en casa y cocinando. Esto cambiaría fundamentalmente la industria de la alimentación.

Presión del mercado por la estandarización de los productos agrícolas

La caída en la demanda de restaurantes contra el aumento de ventas en supermercados y tiendas online tendrá un impacto en los productores agrícolas. El segmento de restaurantes puede aceptar frutas y verduras más pequeñas o no tan bonitas en apariencia. Una palta de menor tamaño y un poco golpeada se convierte en un avocado toast igual que una palta grande y bien proporcionada. Lo que importa para los comensales es el sabor y la frescura. Ellos no ven los ingredientes en su forma natural, ven solo el plato que les llega a la mesa. Sin embargo, los consumidores en los supermercados buscan frutas “perfectas” en color, dimensiones, tacto y olor. La transición de comer en restaurantes a comprar comida en los supermercados pondrá, por lo tanto, presión a los productores agrícola quienes deberán buscar mayor estandarización en los atributos físicos – como los calibres o tamaños – de los frutos que cosechen. Esta no es una tarea fácil. La naturaleza espontáneamente genera diversidad. El consumidor deberá poner de su parte para valorar los atributos nutricionales por encima de la belleza física de sus alimentos.

Mayor control y vigilancia en los campos agrícolas

Como respuesta a la pandemia, se han desarrollado protocolos de seguridad y control que es probable permanezcan como normas después de la crisis. Si bien los gobiernos han sido flexibles para facilitar el traslado de personal de campo, en varios países de la región los aforos se han reducido. Debido al distanciamiento social, un bus que antes llevaba 40 personas ahora solo puede llevar a 20. Esto genera un sobrecosto de entre 15% a 20% en costos laborales, algo significativo cuando consideramos que cultivos como los berries o las uvas son altamente intensivos en mano de obra. Otro cambio se dará en los procesos de certificación y control del personal agrícola al ingresar a los fundos. Se exigirán exámenes médicos que descarten síntomas del virus junto con validaciones de identidad. Es probable que se haga un mayor esfuerzo en rastrear los movimientos del personal de campo para poder aislar rápidamente grupos de personas y zonas de cosecha que hayan sido expuestas a posibles riesgos. El debate entre la privacidad y la salud llegará también a los campos.

Nuevas tecnologías para los cultivos

Existe consenso entre productores de la región sobre la importancia de las nuevas tecnologías en la agricultura post-crisis. Herramientas digitales como software para monitorear las condiciones de los cultivos de forma remota utilizando satélites y drones tendrán mucho mayor relevancia. La digitalización daría mayor trazabilidad a los alimentos, generando eficiencias y permitiendo rastrear rápidamente productos contaminados. El cierre de las fronteras ha puesto en riesgo a agricultores en Estados Unidos y España. Contratar trabajadores temporales de México y Marruecos, respectivamente, ya no será tan fácil. Crecerá la adopción de tecnologías relacionadas a la automatización y mecanización. Soluciones de riego automatizado, sensores y robótica tendrán mayor receptividad por una industria que tradicionalmente ha estado rezagada en temas de innovación.

La gran oportunidad

En esta transformación del agro, existe una gran oportunidad para crear una industria más eficiente y saludable. América Latina y en especial Perú – como un actor clave – puede consolidar su liderazgo como exportador mundial de superfoods. Las agro exportaciones peruanas han crecido más rápido que cualquier industria nacional, hoy son el segundo motor de nuestra economía. En el 2019 exportamos más de 6,000 millones de dólares. Tres veces más de lo que se exportaba hace solo 10 años. Hoy somos el segundo exportador de arándanos y paltas del mundo. Una nueva ola en la demanda por superfoods, fijaría a Perú como la fuente de nutrición y salud del planeta. Es crucial que sigan las inversiones en infraestructura de agua y logística por el Estado junto con un régimen laboral flexible ya que el sector privado – tanto local como internacional – ahora miran al agro como un destino de inversión más seguro. A fin de cuentas, estemos en cuarentena o no, todos necesitamos comer frutas.

Escrito por Guillermo De Vivanco, co-fundador y CEO de Space AG. Space AG es una empresa de agro-tecnología que ofrece soluciones innovadores combinando imágenes de drones y satélites con un software que integra información de los cultivos (www.spaceag.co)

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